Durante los últimos años he tenido la fortuna de poder volar en varias oportunidades la primera clase de Lufthansa, la más reciente a bordo del 747-400 entre Frankfurt y Buenos Aires con la estupenda configuración de asiento + cama en el upper deck.
A fuerza de buenas experiencias he desarrollado una especie de debilidad por ellos. Su servicio a bordo, su comida, su atención al cliente, sus increíbles lounges y facilidades en tierra…. hay algo fenomenal en la experiencia de First Class con ellos.
En este viaje en concreto volé desde España a Estados Unidos, luego a Brasil, y desde allí finalmente de regreso a Europa. Fue un itinerario algo complejo, reservado todo con millas, en el que acabé pasando por 8 ciudades diferentes en poco más de 10 días.
Las aerolíneas involucradas fueron, además de Lufthansa, Air Canada, American Airlines, TAM e Iberia.
Esta fue la ruta completa: BCN-MUC-YUL-YYZ-SFO-JFK-GRU-MAD-BCN
Los vuelos desde Europa hacia Norteamérica salen mayormente por la mañana, o a primera hora de la tarde. Esto significa que, si encima debes realizar una conexión previa (en mi caso Barcelona-Munich) tienes que levantarte demasiado temprano para mi gusto.
Por esto opté por salir un día antes y pasar la noche hospedado en los alrededores del aeropuerto de Munich, concretamente en el Holiday Inn de Schwaig, que es un hotel sencillo pero muy agradable para una escala.
Mi vuelo entre Barcelona y Munich sería también con Lufthansa, en la Business Class del Airbus 321.
El Viaje
Salí de mi casa a primera hora de la tarde, en tren hacia el aeropuerto de El Prat. Como pueden ver era un día estupendo para volar
Iba con equipaje de mano, el check-in online, y esa hermosa sensación que te da el no tener que interactuar con otro ser humano al menos hasta la seguridad.
Hice un rápido stop para un café en la Sala Pau Casals, ubicada en la segunda planta del aeropuerto y con las mejores vistas del zaguán central de la terminal. Apenas tuve tiempo de sentarme antes del inicio del embarque de mi vuelo
Embarcamos por el gate C74, donde LH opera habitualmente. Las C son puertas muy cercanas a las que llegas en menos de 2 minutos desde el lounge
La cabina de Business Class en el A321 es, básicamente, la cabina de económica con el asiento del medio bloqueado. Lejos, lejísimos de las cabinas premium que suelen instalar en estos aviones las compañías asiáticas o americanas
Las vistas durante el decolaje, mientras dejas atrás BCN y te adentras en el mediteráneo son espectaculares
El vuelo fue movidito, con fuertes turbulencias durante gran parte del trayecto, particularmente entre el sur de Francia y los Alpes. Casi no se apagó la señal de cinturones abrochados, por lo que el servicio de comida fue bastante accidentado. Con ese panorama, opté por no comer nada a bordo y almorzar al llegar
Aterrizé en horario, con con un hambre bestial, en uno de mis aeropuertos preferidos en todo el planeta, y me fui directamente hacia el MAC, el patio central que une ambas terminales, a almorzar un Currywurst en el Smokey Joe´s.
Aunque existe un servicio de shuttle entre el hotel y el aeropuerto (de pago, 5€ por trayecto), decidí alquilar un coche para poder tener libertad de movimiento. Los alrededores de MUC son bastante rurales, y los hoteles suelen estar lejos de todo. Además, el Holiday Inn no cobra fee de estacionamiento si tienes status con IHG
Al día siguiente por la mañana desayuné en Freising, que es un pueblito muy simpático pegado al aeropuerto. Era el mes de octubre y el clima aún era estupendo
Después de recorrer un poco la zona (multa de tránsito incluída) conduje hasta el Terminal 2 del aeropuerto, desde donde opera Lufthansa.
La compañía ofrece a los pasajeros de First un servicio de valet que se ocupa de devolver tu coche a la rentadora. o sea, llegas al aeropuerto y le entregas las llaves a un empleado de la aerolínea que realiza el trámite en tu lugar.
Suena un poco snob, pero es comodísimo ????
Pasé rápidamente el control de seguridad por el fast track y fui directo al First Class Lounge. Hay un oficial de migraciones dentro de la sala, así que dejas el pasaporte en la entrada y te lo devuelven cuando te vas al embarque ya con el trámite realizado.
Otra snobeada, pero al fin y al cabo de eso se trata volar primera clase.
El lounge es incomparable a la First Class Terminal de Frankfurt (FCT), pero cumple su cometido. Ofrece buffet, restaurante a la carta, un bar completísimo, business center y un salón fumador con un amplio stock de whiskies y cigarros.
Comí algo ligero, con intención de almorzar más tarde a bordo.
Antes del vuelo, me di el baño de rigor y aproveché para ampliar mi colección de patitos 😉
A la hora del embarque, retiré mi pasaporte y me fui hacia el avión ligero como una pluma.
Lufthansa (LH) LH474
Munich (MUC) – Montreal (YUL)
Avión: Boeing 330-300
Asiento: 2K (First Class)
Horario salida/llegada: 04:10PM – 06:35PM
Duración: 08:25
Hay probablemente varias cabinas de primera clase mejores que la de Lufthansa, sin embargo, a mí personalmente me encanta, y la cambiaría por pocas.
La encuentro cálida, fresca, y elegantísima. El tapizado de los asientos y las alfombras en los mismos tonos, las líneas limpias, los detalles en colores beige y madera… nada en el diseño de esta cabina está librado al azar. El layout es 1-2-1, con sólo dos filas, acomodando un total de 8 pasajeros. Hoy viajábamos 5
Mientras acomodaba mis cosas en el 2K fui saludado por la simpatiquísima azafata que se encargaría hoy de la cabina:
«Good evening Mr. Van Norden, welcome on board»
Era una azafata de la antigua Lufthansa Italia, y sería la responsable de hacer de mi vuelo una experiencia estupenda. Cuando te toca viajar con alguien así, el punto negativo es que tus próximos vuelos siempre serán miserables al lado de este.
Poco después se presentó la purser del vuelo, quién también me dio la bienvenida y me comentó los detalles del vuelo de hoy.
El asiento es amplio y cómodísimo, aunque no demasiado privado ya que no posee ningún tipo de cerramiento. Sin embargo tiene un panel divisorio que puedes levantar durante el vuelo si así lo deseas.
Tiene una gran pantalla de video, con una variedad enorme de contenidos. A su derecha, el recipiente para la rosa roja, clásico distintivo de la First Class de Lufthansa
Antes del despegue fué ofrecido champagne Pommery con nueces de macadamia.
Por cierto, los valores de la conexión, que puedes pagar tanto con dinero como con millas Miles&More, son estos:
- Una hora: 9 euros ó 3.500 millas
- Cuatro horas: 14 euros ó 4.500 millas
- Vuelo entero (hasta 24 horas): 17 euros ó 5.500 millas
Pagar 3.500 millas por una hora de internet debe ser uno de los peores usos de millas de la historia de la aviación. Y una crítica a Lufthansa y al resto de aerolíneas: es necesario cobrarle por el uso de internet a los pasajeros de primera clase?
Durante todo el vuelo, tienes a disposición el bar que una vez en ruta es bastante surtido. Esta foto es antes de que lo monten, no hice fotos después para no incomodar a los dos pasajeros de la primera fila.
Los baños no son razonablemente cómodos, y en todos esta presente la famosa rosa roja.
Tiene una estructura sobre el WC que puedes bajar para crear un asiento, útil a la hora de cambiarse la ropa. Hay una ventana que da luz natural y hermosas vistas para quien desee inspiración en ese momento.
Los productos del higiene y belleza son de la famosa marca suiza La Prairie. Conversando luego con la tripulación, me comentaron que muchos pasajeros tienden a llevarse las cremas como “souvenirs” cosa que no me extraña, teniendo en cuenta que cada pote de esos cuesta unos 120 euros
Una vez en el aire, se entregaron los pijamas, el menú y el amenity kit, que también contiene los magníficos productos de La Prarie.
Lufthansa ofrece un menú de altísima calidad en First Class, diseñados por diferentes cocineros, siempre con un mínimo de 2 estrellas Michelin.
De la carta de vinos probé los tres tintos, de los cuáles el italiano Farnito fue el que más me gustó.
Ya confesé la herejía de mi aversión por el caviar, así que fui directamente al trío de aperitivos. De plato principal opté por el cordero. Excelente!
Durante todo el almuerzo el servicio fue excepcional. La azafata era simpática, atenta y delicada. Se movía por la cabina como una brisa suave, sonriente, con una elegancia y una frescura innata.
Había simplemente algo extraordinario en ella.
De postre pedí un trozo de tarta de chocolate, y un ristretto Nespresso
Después del almuerzo se realizó el servicio de turndown. El asiento se transforma en una cama flat, enorme y comodísima para descansar, con un duvet tan suave que, aunque dormí solo algunas horas antes del descenso hacia Montreal, no pude levantarme de la cama hasta que encendieron las señales de abrocharse los cinturones.
Aterrizamos a la hora programada mientras atardecía sobre Montreal. Uno de esos atardeceres conmovedores que te dejan reflexionando sobre tonterías hasta que todo el avión se levanta para desembarcar.
Las migraciones fueron un poco pesadas, algo habitual en Canadá. De hecho, hace un par de años en Vancouver tuve una de las peores experiencias de mi vida en este sentido.
Cuando salí del aeropuerto estaba ya oscureciendo y me fui directamente a mi hotel, el Intercontinental, algo old fashioned, ideal para amantes de lo vintage, pero muy bien ubicado entre el downtown y la ciudad vieja.
Conclusión:
La First Class de Lufthansa es una cosa seria. Tanto el servicio como la tripulación fueron maravillosos durante las ocho horas que estuve abordo. Además, los servicios en tierra son increíbles, con una atención a los detalles sorprendente para una compañía europea. Merece sin dudas la calificación 5 estrellas que le otorga Skytrax desde hace años.
Les recuerdo que las plazas para billetes premio de Lufthansa First Class, si reservas con millas de cualquier otra aerolínea de Star Alliance, suelen estar disponibles solo dos semanas antes de la salida del vuelo.
Sin embargo si posees millas en su propio programa, Miles & More, tienes acceso a ellos en cualquier momento.
Que opinan sobre la First Class de Lufthansa? Exagero con mis halagos hacia su servicio?