Aterricé en el aeropuerto de Münich el sábado a las 6:25pm y no tenía ningún compromiso hasta el lunes. Pensé en ir a pasar el domingo a Salzburg pero venía bastante cansado y resfriado desde Madrid, así que en el mismo aeropuerto decidí buscar la cama más cercana que existiera, o casi.
Pensé en regresar al Moxy Hotel, pero mientras me tomaba un café en el hall de la Terminal 2 encontré una tarifa razonable en el Mövenpick, uno de los pocos hoteles que aún no había visitado en la zona, y terminé reservando.
El hotel tiene un servicio de shuttle desde y hacia las dos terminales del aeropuerto, que pasa cada 30 minutos y que cuesta la friolera de 9€ por trayecto.
Además no funciona de corrido: solo entre las 5:00am y las 11:00am, y desde las 3:30pm hasta las 11:30pm.
Tardamos unos 10 minutos en llegar al hotel. Había un único empleado en recepción, que me hizo el checkin y sin siquiera sugerírselo me comentó que me harían un upgrade a una habitación Deluxe.
Vengo con una racha de upgrades involuntarios muy positiva últimamente. Y algún downgrade voluntario como hace un par de semanas en Bologna por exceso de luz, que ya fue bastante criticado por todos aquellos que siguen mis historias de Instagram.
En fin, el resto del lobby consiste en un bar y un pequeño restaurante en el lado opuesto a la recepción.
Hay un ordenador que funciona como business center con acceso a internet e impresora, al que al menos podrían ponerle una silla.
Subí a mi habitación en la última planta del hotel, no recuerdo ahora mismo si es la cuarta o la quinta.
La habitación es mucho más bonita de lo que la imaginaba. Amplia, cómoda y funcional, y con un aspecto, colores y esa especie de bow window que me recordaron mucho, salvando las distancias, a las habitaciones del Sofitel de Budapest.
Junto a la ventana hay un sofá individual con un velador de lectura, y justo enfrente un escritorio bastante amplio y una TV que podría tener alguna que otra pulgada más.
Sobre las almohadas había dos chocolates Mövenpick. Les recuerdo que en un principio, antes de empezar a abrir hoteles y resorts, esta empresa suiza se dedicaba únicamente a producir helados y chocolates.
En la mesita de luz dos aguas de cortesía, una con gas y la otra sin.
Debajo de la TV estaba el frigobar, razonablemente stockeado con champagne, vino, cerveza, agua, zumos, refrescos, snacks y mucho chocolate.
A su lado, sobre el escritorio, una máquina de café espresso De Longhi con unas cápsulas de la propia Mövenpick también.
No lo probé por tanto no puedo juzgarlas.
El lavabo está dividido en dos espacios. El primero abierto, casi integrado con la habitación, en donde se encuentra el lavamanos y un armario.
En donde a su vez se encuentra la caja fuerte.
Y un segundo espacio, este ya con puerta divisoria, en donde están la ducha y el inodoro.
Tanto el lavamanos como la ducha tienen un surtido completo de productos ECO by Green Culture.
No hice mucho aquella noche, más que bajar al restaurante del lobby y armarme un plato con los últimos vegetales que encontré en el buffet.
Cena ligerita y peli en la cama.
Al día siguiente había desaparecido la bruma de la tarde anterior y hacía un tiempo magnífico, impropio del mes de Noviembre en el sur de Alemania.
Dormí hasta bastante tarde y no desayuné.
Antes de hacer el checkout, mi habitual foto de la mañana siguiente después de una buena noche de descanso.
Recogí mis cosas y, ahora sí, me fui hacia el centro de la ciudad de una forma más económica y sencilla que regresando hasta el aeropuerto.
Justo en la puerta del hotel pasa un autobús de línea que te lleva en pocos minutos en la estación de trenes de Hallbergmoos, desde donde puedes conectar directamente hasta la ciudad y te ahorras los 9€ del shuttle.
Queda dicho.
Conclusión:
Me gustó esta propiedad, incluso más aún que el Hotel Moxy en donde me había alojado unos meses atrás. Diría que el Mövenpick es un mejor hotel en cuanto a comodidad y servicio, mientras que el Moxy es mucho más divertido ya que la vida social que tiene en el lobby es incomparable.
Elegiré hospedarme en uno u otro en el futuro dependiendo del mood que traiga. Con sueño y resfriado, diría que fue la elección perfecta.
Pagué a última hora 99€ por mi habitación, pero hay tarifas desde 65€ si reservas con anticipación.
2 comentarios
Una pregunta -problema de primer mundo….¿cuántos enchufes tiene la habitación?.
Cada vez llevo peor la existencia de pocos enchufes y que estén escondidos en lugares recónditos…..vamos a necesitar un cable /cuerda/comba para saltar, cantar y enchufar.
Es una pregunta interesante pues es un aspecto fundamental que yo suelo criticar o destacar.
Está bien, un buen número y además sobre las mesitas de noche y el escritorio ????????
Igual, si te diera por saltar, el cable del teléfono es lo suficientemente largo como para despuntar el vicio.