Durante mi viaje por Florida el mes pasado visité la ciudad de Miami y elegí para hospedarme el Palihouse Hotel, un lugar del que varias veces había oído hablar pero nunca había tenido la oportunidad de alojarme.
Este hotel tiene, a primer golpe de vista, todo lo que busco de una propiedad en Miami Beach: pequeño, ligeramente apartado del barullo de Collins Av, de arquitectura Art Deco y conservando una atmósfera total del antiguo Miami, aquel que frecuentaba con mi madre durante mi niñez.
Sumario del Viaje:
Reporte: Business Class de Iberia Airbus 350 Madrid-Miami
Reporte: Palihouse Hotel Miami Beach
Reporte: Business Class de American Airlines Boeing 777-200 Miami-Barcelona
Palihouse Hotel Miami Beach
El hotel está ubicado en la esquina de 31st Street y Indian Creed Drive, justo frente al canal, a pocos pasos de Collins Avenue y a 200 metros del mar, sin embargo es como un oasis en medio del barullo de la zona.
El lobby es pequeño, con la recepción sobre la izquierda y una barra de bar sobre la derecha.
La decoración es agradable y cálida, como si se tratara de una gran sala de estar de cualquier casa. Los suelos son originales y extraordinariamente bellos.
Tanto el personal de recepción como del bar fueron muy amables durante toda mi estadía, con gran predisposición ante cualquier pedido o consulta.
Después de un sencillo proceso de check in y de aparcar mi coche en el parking del hotel (por el que se paga un extra de 25 dólares diarios) subí a mi habitación en la primera planta.
Había reservado una habitación The King, sencilla pero muy agradable y lo suficientemente amplia como para moverse con comodidad.
Tiene una cama king size muy cómoda y una TV de 43 pulgadas frente a ella. La red de wifi funcionó perfectamente, tanto dentro de la habitación como en las zonas comunes del resto del hotel.
El frigobar es básicamente una inmensa nevera SMEG, que además de ser uno de mis sueños de consumo por su belleza resulta comodísima para almacenar alimentos durante estadías largas, en las que muchas veces pasas de comer fuera y echas mano de frutas, verduras o embutidos.
Dentro, una selección bastante básica de bebidas sin alcohol, cerveza y vino.
Y una más potente de destilados.
En la parte superior más vodka y tequila, además de varios snacks y un protector solar factor 30.
También hay una máquina de café Nespresso con cápsulas. Por cierto, por la pandemia de Covid se realizaba una limpieza de la habitación por defecto cada tres días, aunque podías solicitarla cuando quisieras, incluso a diario.
Lo mismo para los amenities, cambio de toallas, etc que podías solicitar en cualquier momento en recepción.
La habitación tenía vistas al patio interno del hotel a pedido personal mío porque fuera se estaban realizando trabajos en la calle y quería evitar ruidos molestos por las mañanas.
Creo que fue una decisión acertada porque no se oyó jamás ningún ruido, ni desde la calle ni desde la piscina.
El baño no es demasiado grande pero razonablemente cómodo.
Me encantaron las batas rojas brandeadas con los colores y el logo del hotel.
Ahora, a semanas de distancia, pienso que como un idiota nunca las utilicé y todavía no entiendo cómo sucedió.
Como les comentaba, todo el patio interno del hotel lo ocupa la piscina.
Un lugar muy agradable, tranquilo en lineas generales, rodeado de plantas y repleto de mesas, camas, sillones y reposeras.
Un lugar ideal para cenar por las noches cuando no te apetece salir.
También el bar, y particularmente la terraza exterior que da a la calle son un espacio muy adecuado para pasar el rato, tomarse una copa o fumarse un cigarrito.
Les dejo como siempre una foto del día del checkout para que valoren la impecable condición en la que dejé esta habitación al irme.
Conclusión:
Disfruté mucho mi estadía en este hotel. Como les comenté al principio, no me gustan los grandes hoteles ni las propiedades de cadena en destinos de playa, en donde prefiero algo más íntimo y más alejado del barullo.
Esta propiedad resultó perfecta a esos efectos. Tranquila, silenciosa y con una atención muy personalizada por parte del staff.
La terraza exterior fue mi debilidad, amé pasar las noches allí tomando una copita debajo de unas palmeras enormes y frente al canal.
Pagué por mi habitación unos 220 dólares por noche, en un momento en el que la hotelería de Miami estaba desbordada por el turismo sanitario en busca de vacunas. Probablemente pueda conseguirse por menos en otros momentos del año.
Para más información os dejo la web del hotel
Volvería sin pensarlo.
5 comentarios
Yo me pregunto….¿cómo se puede dormir en una favela chique en Maeame con nórdico?
Cualquier edificio, hotel, comercio, grande superficie, taxi o lo que sea a donde te subas o entres en Miami, te hielas automáticamente.
Tienen un problemita con el aire acondicionado.
Serio. Algo no resuelto.
Es el capitalismo, en Panamá, tres cuartos de lo mismo. Yo lo llamo el aire acondicionado capitalista.
El horror
¡Tiene muy buena pinta! Muchas gracias por las referencias. Un saludo.