SUMARIO DEL VIAJE:
Introducción
Reporte: Japan Airlines First Class B777-300ER París-Tokyo
Reporte: Intercontinental ANA Hotel Tokyo
Reporte: TenkaZushi Ikebukuro, mi restaurante favorito en Tokyo
Reporte: Hanami. La explosión de las flores de cerezo en el Shinjuku Gyoen
Reporte: ANA Suite Lounge aeropuerto de Haneda, Tokyo
Reporte: Lufthansa First Class B747-800 Tokyo-Frankfurt
Reporte: Lufthansa First Class Lounge, aeropuerto de Frankfurt
Siempre que había visitado a Tokyo antes de este viaje había utilizado el aeropuerto de Narita, en parte como consecuencia del azar y también porque, hasta hace algunos años, el aeropuerto de Haneda tampoco operaba el volumen de vuelos internacionales que opera hoy en día.
Es tanto más conveniente en todo sentido el aeropuerto de Haneda que, en la medida de lo posible, espero no volver a pisar Narita por una larga temporada.
Mi vuelo a Frankfurt estaba programado para decolar a las 2:05pm, así que decidí reservar una plaza en el Airport Limousine Bus que tenía servicio directo entre el mi hotel y el aeropuerto con salida a las 11:15am. El billete one way cuesta 1.130 yenes, algo más de 9 euros.
Los Limousine Bus son muy cómodos y quizás la mejor opción para moverse entre el centro de Tokyo y los aeropuertos, ya que disponen de varias rutas con paradas en los puntos más importantes de la ciudad incluyendo un enorme número de hoteles.
Siempre me llamó la atención esta especie de macramé que usan los autobuses y taxis en Japón para cubrir los asientos.
Aquí pueden ver una versión full en un taxi. Aparentemente los japoneses tienen una absoluta fascinación por ello. En europa esto se usa para apoyar los centros de mesa.
En poco más de 20 minutos estábamos ya en el aeropuerto. El autobús para primero en las terminales 1 y 2, antes de llegar a la terminal Internacional.
Haneda es un aeropuerto fabuloso. No sólo por lo conveniente que resulta su cercanía a la ciudad sino que, además, es fácil de transitar. Muy intuitivo, y de una belleza arquitectónica notable.
Es considerado el aeropuerto más puntual del mundo, con una sorprendente tasa de puntualidad de 94.3%
Apenas ingresas al aeropuerto, sobre la derecha, Lufthansa dispone de una amplia zona de facturación desde donde despachan sus vuelos diarios a Frankfurt y Munich.
Hoy volaba en primera clase, y el proceso de check in fue sencillo y veloz. Una empleada de la compañía me acompañó hasta el control de seguridad, una práctica habitual que Lufthansa realiza con los pasajeros que viajando en first class.
Completamente innesesaria para mi, pero ni siquiera te dan la posibilidad de rechazarla, muchísimo menos en Japón.
Los trámites de seguridad por el fast track y migraciones fueron una brisa. Está tan bien organizado todo, que llegas al area de embarque relajado, y no al borde de un colapso nervioso como en la mayoría de los aeropuertos del mundo.
Después de pasar migraciones, dos minutos caminando hacia tu derecha está la entrada ANA Suite Lounge.
ANA Suite Lounge
Apenas entré quedé impactado por la belleza de este espacio. La sala no es una sala más. Es un lounge con un concepto increíblemente innovador, que ofrece estos pods, o mini-suites espectaculares en donde puedes relajarte en la más absoluta privacidad, y donde cada pasajero dispone de su propia TV, mesa y auriculares.
Una maravilla.
Apenas me acomodé en mi suite una camarera se acercó a ofrecerme una bebida (opté por una copa de champagne Collet) y una toallita caliente para las manos. Después, volvió a pasar regularmente durante todo el tiempo que estuve en el lounge para ver si necesitaba algo.
El pod es comodísimo, y posee una pared lateral que te aisla de la vista del resto y te otorga bastante privacidad.
Antes de almorzar decidí ducharme, así después podría relajarme hasta el embarque del vuelo. En la recepción me dieron una tarjeta magnética para acceder a la zona de duchas.
Que decir… como todo en Japón, el baño estaba impoluto, y decorado con extremo buen gusto.
Entre los amenities, ofrecen un pack de productos Shiseido, tanto para el lavabo como para la ducha.
El inodoro, por supuesto, es fully equipped a la japonesa, con todos los chiches.
Entre los más notables, esta curiosidad: una de las opciones era flushing sound, que reproduce el sonido de la descarga del inodoro, para evitar que se oigan otros. Curioso.
Y esta maravilla, que está en el tope de las exigencias de un fóbico: el sensor que activa la descarga apenas acercas la mano, en lugar de un botón.
Antes de regresar al pod, hice un breve tour por el lounge.
El sector de prensa ofrece una buena cantidad de periódicos y revistas, japonesas y extranjeras.
El area de trabajo, equipada con todas las herramientas necesarias y varios mini despachos independientes.
En el centro del lounge hay una zona tipo museo donde se exhiben los tags de Million Miler que obsequia ANA a los clientes que acumulan más de un millón de millas voladas.
Hay dos sectores de buffet, uno en cada punta de la sala, con prácticamente la misma oferta de platos fríos.
Un sector de dulces….
Y otro de bebidas calientes, con una máquina de café expresso y un amplio surtido de infusiones.
El sector de bebidad alcohólicas es una locura, hay de todo. Yo ya venía en frecuencia champagne, así que preferí mantener las formas. Era el mediodía, y un sake a estas horas podría haber detonado una catástrofe.
Justo al lado del buffet hay una zona de mesas tipo restaurante, por si prefieres comer allí en lugar de el el pod.
Toda la sala tiene unas vistas increíbles al tarmac. Ahí esta el 747-800 de Lufthansa que me llevaría a Frankfurt siendo remolcado hasta la puerta 107 para el embarque.
Y estos son los asientos que estan frente al ventanal, y poseen las mejores vistas de la terminal.
Yendo hacia el otro extremo de la sala, hay muchas más zonas con sofás, y unas mesas tipo bar.
Además de otro buffet completo con las mismas características del anterior, y un noodle bar donde puedes elegir algunas opciones calientes a la carta.
Regresé a mi pod con una sopa de tomate, unos mini pulpos y un plato de cangrejo. Todo estaba bien, pero nada de otro mundo.
Aproveché los últimos minutos antes del embarque para ver algo de televisión y responder emails.
Una curiosidad: la TV de la suite es espejada, por lo que veía mi reflejo permanentemente en el monitor. Supongo que de noche este efecto es menor.
Una media hora antes de la salida del vuelo abandoné el lounge camino a la puerta 107, a un corto paseo de distancia, dónde ya estaba embarcando mi vuelo rumbo a Frankfurt.
Hay algo más hermoso que un Jumbo esperándote al otro lado de la manga?
Conclusión:
La Suite Lounge de ANA es un espacio ideal para esperar un vuelo de largo recorrido. Un sitio decorado con extremo buen gusto, una atmósfera muy relajada, y un staff muy atento a todas las necesidades de los pasajeros.
Las facilidades que ofrece son excelentes, el buffet bueno y la oferta de bebidas escandalosa. Con seguridad, el mejor lounge que he experimentado en cualquiera de los aeropuertos de Tokyo, y una perfecta manera de iniciar el viaje.