Siempre que me toca pasar por Miami elijo alojarme en Mid Beach, en parte para escaparme del ruido de South Beach y porque durante mi infancia solía alojarme en el Seville Hotel (hoy The Miami Beach Edition y perteneciente a la cadena Marriot) en Collins Av y 29th.
Buscando alternativas en la zona, me encontré con este hotel del cual yo no tenía registro (abrió hace un año): el AC Miami Beach by Marriot, también en 29th y Collins Ave, exactamente enfrente del Seville.
AC es una cadena que conozco bien, ya que me he alojado bastantes veces en sus hoteles en Europa. Sin ser una de mis favoritas, sí debo reconocer que es sólida en su oferta. Aparentemente esta iniciando, de la mano de Marriot, una fuerte expansión en Estados Unidos y América Latina, con expectativas de inaugurar más de 50 hoteles en los próximos 3 años.
Aterrizé a MIA cerca de las 3pm, migraciones fue un suspiro con las nuevas máquinas electrónicas y, cuándo quise darme cuenta, estaba ya fuera del terminal envuelto por ese aire húmedo y denso tan particular de Miami en esta época.
Me subí a un taxi y 20 minutos más tarde estaba en la puerta del hotel.
Es un edificio grande y moderno, que ocupa toda la esquina. Justo en el ángulo se encuentra el bar (que no tiene entrada directa desde la calle).
Para entrar a la recepción, debes caminar algunos metros por la 29th y en la misma entrada al garaje hay una puerta de acceso, sin señalización. Hay otra más pequeña antes, que parece mas bien una salida de emergencia. Durante mi estadía vi a muchos pasajeros llegar con sus maletas hasta la esquina y no saber bien por donde ingresar al hotel.
El lobby es bastante sencillo, un espacio destinado simplemente acumplir con su cometido. El recepcionista que me hizo el check-in fue muy amable, y se tomó todo el tiempo del mundo para explicarme en detalle cada uno de los servicios que ofrecía el hotel.
La habitación es agradable, bien diseñada, y con un aire mas europeo que americano. Armoniosa, con pisos de madera y paredes en tonos oscuros, con algún cuadro que aporta el toque de color.
Personalmente no me gustan los ventanales del techo al suelo, porque resulta difícil combatir la entrada de luz por las mañanas, pero en este hotel creo que todas las habitaciones son así.
Tiene un escritorio amplio, una televisión grande de pantalla plana, un armario abierto con caja fuerte, un refrigerador con dos aguas de cortesía, y una máquina de café.
El baño también tiene un diseño equilibrado y clean, con los amenities clásicos de AC que son bastante razonables, y su característico jabón con forma de pelotita de golf.
El hotel tiene una bonita piscina en la terraza que, aunque no es profunda, tiene temperatura regulada y muy lindas vistas.
En el entorno hay algunas camas dobles, reposeras individuales y algunas mesas con sillas. Todo inmaculado, teniendo en cuenta que el hotel lleva solo un año en funcionamiento.
El bar del lobby es agradable, y mantiene los tonos discretos y el perfil del resto de la propiedad. Varias alfombras, bancos de cuero y una estupenda iluminación.
Me habían ofrecido como cortesía, por ser cliente de Marriot Rewards, un cocktail que no pude disfrutar por el estado gripal que traía desde Europa, así que no puedo valorar su calidad.
Conclusión:
Mi experiencia fue muy favorable en términos de costo beneficio. Es una excelente opción en Mid-Beach, treinta segundos a pie de la playa y con muchos restaurantes y supermercados a pocos metros. El hotel luce aún nuevo y sus empleados parecen empeñados en hacer bien su trabajo.
Su diseño simple y efectivo y la piscina de la terraza son los dos aspectos que destaco de esta propiedad, que puede encontrarse por precios razonables comparados con los de otros hoteles de esta categoría en la zona.