La primera semana de septiembre es un período en el que suelo hacer algún viaje corto, generalmente dentro de Europa.
Agosto es un mes intenso de trabajo para mi en Barcelona, así que siempre intento de hacer un cortecito de una semana para cambiar el aire. Normalmente viajo a Italia, pero este año preferí algo más cerca, a distancia de coche, y mi concepto de distancia de coche es un radio de 300kmts alrededor de mi casa.
El sur de Francia es un lugar que a mi me encanta. Es bonito, se come bien, se bebe bien… parece una opción natural teniéndolo tan a mano.
Y como vivo en el mar, a pocos metros de la playa, mis escapadas me gusta hacerlas al campo, a la montaña y entre los viñedos.
Airbnb, como cualquier otra central de reservas de alojamientos temporales, es una lotería. Aunque puedes ver las opiniones de los usuarios que utilizaron las distintas propiedades, esto siempre es relativo, particularmente en lugares como este que tienen poco tráfico de gente y cada una puede tener solo 4 o 5 evaluaciones.
Después de analizar algunas posibilidades en la región, decidí reservar en La Mandala, una casa ubicada en las afueras de Fabrezan, un pueblito de la región de Languedoc-Roussillon.
Y acerté, vaya si acerté!
Fabrezan está a mitad de camino entre Carcassone y Narbonne, a media hora exacta de ambas. Es un pueblito pequeño pero con un par de restaurantes excelentes y un puñado de cafés malos. Muy malos.
Algo más allá, en el pueblo de al lado que se llama Ferrals Les-Corbieres y que queda a 10 minutos en coche, hay una zona industrial con varios supermercados, carnicería, panadería, gasolinera, etc.
La casa está ubicada a poco más de un kilómetro de distancia del centro del pueblo así que coordiné con los propietarios, los encantadores Suzanne y Luc, que los llamaría cuando hubiera llegado y vendrían a buscarme allí.
La Mandala es una masía que tiene una propiedad central en donde viven ellos y otras dos mas pequeñas, separadas por unos 100 metros una de la otra, que alquilan temporalmente.
Una está ubicada detrás de la casa principal y la otra, llamada Le Pacha, exactamente al lado de la piscina. En esta última fue donde me alojé y en donde les recomiendo reservar.
Es una casita pequeña, sencilla, que puede acomodar un máximo de cuatro personas, compuesta por una habitación doble, un salón con una litera (ambos con TV), y un baño. La habitación principal es cozy y tiene aire acondicionado.
Y la cocina? Aahhh… esto es lo que más me gustó de la casa.
La cocina y el comedor estan afuera, al lado de la piscina, como si fuera un quincho. Con las temperaturas del verano es casi una bendición tener la excusa necesaria para estar fuera todo el día. Lo disfruté muchísimo.
Completa y bien equipada con dos hornallas, un horno eléctrico, cafetera, tostadora y todos productos necesarios de limpieza.
Esta propiedad fuera de temporada es inviable (de hecho ni siquiera la alquilan), pero entre mayo y septiembre es un paraiso.
Otro punto alto de la casa es la piscina, que solo compartes con los huéspedes de la otra casa (que hospeda máximo 2 personas) pero que cuando fui yo estaba vacía.
En definitiva, esta fue mi piscina privada, a exactamente 18 pasos de mi cama.
La zona tiene algo de la toscana, metida entre colinas y viñedos, y con unos atardeceres preciosos.
No hay nada que me guste más que caminar entre viñedos a principios de septiembre, justo antes de la vendimia, cuando las uvas estan a punto de estallar. Amo salir a recorrerlos al atardecer.
Suzanne y Luc fueron extremadamente atentos con nosotros, y de una simpatía y disposición maravillosas.
El día que nos íbamos nos invitaron a almorzar a su casa, donde Luc (que es cocinero!) nos agasajó con un menú típicamente francés.
Y a quién le interese, este es un video de la propiedad hecho con drones para poder verla con mayor perspectiva:
CONCLUSIÓN:
Elegí esta casa porque su ubicación me resultaba muy conveniente respecto a algunos lugares que pretendía visitar. Fui muy afortunado de encontrarla, y de encontrar a sus dueños Suzanne y Luc, quienes me trataron estupendamente. Pagué 317€ por 4 noches, algo así como 80€ la noche, creo que hice el negocio de mi vida.
Ahora mismo La Mandala no está disponible para alquilar en Airbnb por estar fuera de temporada. Sin embargo puedes visitar su página de Facebook para contactar con ellos.
No olvides que si quieres reservar esta casa o cualquier otra a través de Airbnb, dándote de alta a través de este enlace conseguirás un crédito de 25€ para utilizar en tu próxima reserva.
6 comentarios
Impresionante. Amé esa casa. Entre mis 129.345 sueños, está ser anfitrión de un lugar como ese, hablar todo el tiempo con turistas y manejar las redes sociales. RRPP todo el día con gente de todo el mundo….. 🙂
Increíble! Imaginate vivir con esa piscina y esos viñedos alrededor…
La casa es divina, pero los anfitriones realmente fueron la clave para que la experiencia sea completa. Dos personas maravillosas, de una generosidad extraordinaria.
Anotalo para tu próximo viaje.
Abrazo!
La verdad que fue una suerte no sólo encontrar esa súper casa sino tremendos anfitriones! Lo mejor, el detalle de 18 pasos a la piscina, muy divertido !
Ja! Es que los conté varias veces ?
Susanne y Luc, la clave del éxito. Dos personajes pintorescos y amabilísimos!
Saludos Juli, y gracias!
Hermosa casa!
Yo pare un par de veces en Gordes, muy cerca de Rouisillon, un lugar de tierras ocre, hermoso. Toda esa zona es increíble, buen tip el de la casa!
Verano puede ser MUY HEAVY con temperaturas de 39-40 que no son tan raras…
Lindo post. ?
Hola Baguette! Zona increíble realmente, de una belleza particular.
Exactamente, en verano puede ser muy intenso, por eso es que me encantaron la cocina y el comedor fuera. Cuando estuve yo llegó a hacer 39º… uno no quiere estar dentro de casa con esa temperatura, y no soy muy amante del aire acondicionado.
Muchas gracias por tu comentario, saludos!