A finales de los años 60′, el fundador de Playboy e icono de la revolución sexual Hugh Hefner, supongo que sin saber ya que hacer para divertirse, decidió invertir alrededor de 5 millones de dólares y comprar un DC-9 para convertirlo en el jet de sus sueños, personalizado con todos sus caprichos.
Lo tapizó con piel, le instaló una ducha, una cama redonda, una discoteca…. Y lo bautizó The Big Bunny.
El famoso avión fue utilizado por Hefner solamente seis años, pero sin duda dejó una marca en la historia y terminó convirtiéndose casi en un mito.
Los pasajeros eran atendidos por azafatas vestidas con uniformes negros de piel sintética, bautizadas como jet bunnies. El uniforme terminaba de componerse con orejas y cola de conejo, botas negras y pañuelos blancos de aviador.
«Ningún avión había sido pintado de negro hasta entonces. Era como El patito feo» le dijo Hefner al Wall Street Journal en 2010.
El avión, que por su configuración podía transportar solo 38 pasajeros, tenía una sala de estar y sala de conferencias, y se ofrecían grandes banquetes durante el vuelo.
En la suite principal de Hugh Hefner había una cama con manta de piel, un baño privado con ducha, y su despacho
El compartimento principal tenía un bar (suponemos que generosamente surtido) y una discoteca para entretenimiento de los pasajeros
Por aproximadamente seis años, el Big Bunny fue la residencia casi permanente de Hefner viajando alrededor del mundo «Me encantó la conveniencia del jet … fue, literalmente, un apartamento flotante con un dormitorio, sala de estar, comedor y discoteca», dijo.
Solía viajar con amigos, como el director Roman Polanski, y es famosa la historia de que le prestaba en ocasiones el avión a Elvis Presley durante sus giras para que pueda trasladarse.

Fin de una Era
Hugh Hefner se enamoró de Los Angeles y decidió adquirir su mansión en 1971. Esto marcó el principio del fin para el Big Bunny. Los viajes a su Chicago natal y a los cuarteles centrales de Playboy se hicieron cada vez menos frecuentes, y Hefner decidió vender el avión.
Al momento de la venta, el DC-9 había acumulado sólo 1.341 horas de vuelo. Fue adquirido por la compañía venezolana Aeropostal y reconfigurado con asientos convencionales para dar servicio regular. Un día negro para la aviación, indudablemente.
En junio de 1989 se vendió a Aeroméxico, y permaneció en servicio hasta el 31 de agosto de 2004, cuando se retiró de la flota.
Este es triste look del Big Bunny hoy.
El Big Bunny fue uno de los aviones privados más lujosos que ha surcado los cielos, incluso para los estándares modernos, y sin duda una de las herramientas de marketing más importantes para el imperio de Hefner, y para la proyección final de la marca Playboy.
Cuando alguien me pregunta si alguna vez extraño el avión, yo respondo: Solo cuando vuelo” -Hugh Hefner
2 comentarios
Buenas!
La imagen de lo que es hoy es muy triste!!!
Slds
Es tremenda! Casi preferiría que lo hubieran destruido. Saludos Juano!