POSADA DEL DRAGÓN MADRID
Voy a Madrid mucho menos de lo que quisiera, y cada vez que la visito no hago más que confirmar el profundo amor que tengo por esta ciudad en la que viví durante seis años que no cambiaría por nada en este mundo.
Tengo la sensación de que hay algo de mi que nunca se fue de allí, y no me hace falta ir para darme cuenta. Lo siento todo el tiempo, no hay un día de mi vida en el que no piense en Madrid.
Conozco la ciudad al milímetro, entre otras cosas porque durante los años que estuve allí tampoco es que pasara demasiado tiempo en casa. Pero además, porque viví en siete apartamentos y cinco barrios distintos, lo que de alguna manera me obligó a explorar rincones a los que de otra forma jamás hubiera llegado.
Regresar siempre es fuerte para mi, porque se me mezcla la alegría de volver a visitarla con una profunda nostalgia de cosas que ya no existen, entre ellas mi juventud.
Ni Madrid es la misma, ni yo lo soy, sin embargo lo nuestro sigue funcionando. Perfectamente.
Ya en mis últimas visitas tomé la decisión de abandonar los grandes hoteles de la Gran Vía y volver a mi barrio, donde tuve mi último domicilio fijo: La Latina.
Buscando hoteles en Madrid encontré un sitio llamado Posada del Dragón en el número 14 de la clasiquísima Cava Baja, del que recuerdo haber pasado por su puerta decenas, si no centenas de veces, y que en aquel entonces estaba en ruinas.
Me pareció simpático, con precios razonables y ubicación premium total: a 100 metros de la Plaza de la Cebada y a dos o tres calles de Plaza Mayor y del mercado del Rastro, pero al mismo apartado del tumulto y la contaminación de la Puerta del Sol.
La recepción y el bar de la posada ocupan un mismo espacio en la planta baja, y el check in se hace en el extremo final de la barra. No estoy seguro, pero creo que los recepcionistas hacen las veces de camareros, y viceversa.
Durante el check in te regalan una bebida en el bar, que puedes consumir en cualquier momento durante tu estadía. Touché!
Camino a mi habitación, en la última planta se puede ver perfectamente la estructura del hotel, que está construido sobre una antigua corrala madrileña del 1800, un conventillo clásico del viejo Madrid que todavía resiste: yo mismo viví en una en el número 3 de la calle Velarde, en el barrio de Malasaña.
Debajo se ve el patio interno, en donde están las mesas del restaurante La Antoñita, y que de noche es una monada.
Habitación con Balcón
Me alojé en una de sus pocas habitaciónes dobles con balcón en la tercera planta, la número 302 concretamente.
La habitación no es demasiado grande, pero resultó mucho más de lo que me esperaba por el precio que había pagado. Limpia, colorida, lo suficientemente cómoda y con un mobiliario retro-moderno que me encantó (esas lámparas!????)
Algún detalle que podría obviarse, como ese cuadro luminoso en la cabecera de la cama, pero la verdad es que en el conjunto era divertido.
Apenas entras atraviesas el baño, que está dividido en tres sectores. La pica o lavatorio al lado de la entrada…
Una cabina con la ducha sobre la derecha.
Y frente a ella otra, con el inodoro.
Los baños tienen un set de amenities muy pro para tratarse de un tres estrellas.
Al costado de la cama hay un escritorio con varios objetos curiosos. Amé la lámpara, la silla y el teléfono!
Y frente a la cama una TV y un soporte para maletas no demasiado grande.
Tiene una gran cantidad de enchufes inteligentemente distribuidos en las zonas clave: el escritorio y los laterales de la cama. El acceso a internet es gratuito y de buena calidad.
Hay un módulo con varias perchas para colgar tu ropa, y que dentro tiene el frigobar, la caja fuerte y un secador de pelo… con difusor (?)
Los precios del frigobar no son baratos, sin embargo perfectamente razonables: Agua: 2,50€, refrescos 2,70€ y cerveza 3,00€
El barrio te ofrece absolutamente todo, particularmente por la noche que tiene un ambiente formidable, repleto de bares y restaurantes, muchos de ellos entre lo mejorcito que esta ciudad tiene para brindar.
Es imposible aburrirte una noche en La Latina.
Los domingos también hay mucho movimiento durante todo el día. Por la mañana el ajetreo típico del mercado del Rastro, y por las tardes el post-Rastro en torno a la Plaza de los Carros, la Plaza del Humilladero, y la Plaza de la Paja (sic), todo esto a apenas pasos del hotel.
Y se salió fuerte… A la mañana siguiente me desperté tarde, y al abrir la ventana quedé conmovido con las vistas.
Esa luz tan especial de Madrid, esos techos, esas cúpulas! Que privilegio.
Otras Habitaciones:
El hotel tiene solo 9 habitaciones con balcón a la calle (tres por planta). El resto dan al interno de la corrala y son bastante menos atractivas.
Esta es una de las dobles interiores:
Y esta una individual:
Solo valoraría las habitaciones internas para pasar una noche o dos, y únicamente si voy a pasar poco tiempo dentro.
Pueden encontrar más información, tarifas y disponibilidad en este link.
Conclusión:
Mucho encanto, ubicación inmejorable y precios competitivos. Después de este reporte volví a visitarla un par de veces más y mis sensaciones fueron similares.
Eligiría sin dudas una habitación con balcón, particularmente en la segunda o tercera planta ya que la Cava Baja puede ser un poco ruidosa. Las interiores solo en un caso excepcional.
Pagué por la habitación doble con balcón unos sorprendentes 68€ la noche a través de Club1Hotels. Para mi, un costo/beneficio difícil de empardar.
10 comentarios
How lovely and kinda cute the Madrid homage at the beggining. 🙂 It is so nice to love a city, right?
And this Posada really looks very good.
It’s nice to have a city where you feel at home. And Madrid is kinda my place!
And yes, the Posada is a comfortable place to stay while exploring the city ????????
Cheers George!
Ya me resultó atractiva en tus stories y ahora más todavía:)
Como buena pueblerina, amo el bullicio del centro, pero también el encanto de algo auténtico como ésto… por lo que en la próxima visita a Madrid tendré que echarlo a la suerte jaja
Hasta pronto!
Hola Betty! No deja de ser centro, de hecho estas a 100 metros de la Plaza Mayor!
Solo que en un barrio auténtico, con personalidad y estilo, que es lo que hace la diferencia.
Saludos!
Me encanto el primer parrafo donde hablas de tus sentimientos hacia Madrid. Me siento muy identificado. Nunca habia estado en una corrala, pero mi mejor amigo que estuvo unos meses el anio pasado alquilo por bnb un apto en una corrala justo en La Latina! Yo soy de quedarme en zona Chueca/Tribunal/Alonso Martinez pero se ve muy bien la posada y La Latina tiene la re onda, lo tendre en cuenta !
Gracias querido! Se que sos de los que aman esta ciudad como yo.
A mi la Latina me encanta, pero también viví en Tribunal (calle Velarde) y en Chueca (calle Hortaleza) y me encantan los dos. Es otra onda, pero igual de divertida.
Abrazo!
Hola Hernan, Cuanta nostalgia nos despiertan ciertos lugares .. y que lindo es que te suceda! Me encanto esta posada! Como decís, tiene todo lo q se necesita. Lo tendré en cuenta cuando vuelva , en vez de amucharme en la Puerta del sol
Gracias por el dato, beso!
MARU
Siiiiii, Madrid para mi es un terremoto de emociones. Ninguna otra ciudad me lo produce.
La posada es muy simpática, y el barrio es todo.
Besos Maru!
Hernan. Siempre seras bienvenido en Madrid. Al fin y al cabo. Eres uno más… Vivir en el ajetreo de La Latina varios años convalida para el titulo de castizo profesional. Jejeje.
He pasado bastantes veces por allí e incluso me he tomado un vino y alguna tapa en su bar. La cava baja es Madrid en estado puro.
Un pregunta. No se si visitaste la Posada entre semana o en fin de semana. Que tal la calidad del descanso??? La cava es una de las calles mas bulliciosas de Madrid y se necesita una buena insonorización para que el huésped pueda dormir con tranquilidad.
Un saludo viajero!!!!
Hola Manu, pues que quieres que te diga, yo a esta altura me siento más madrileño que porteño!
Viví en La Latina, y también en Tirso de Molina, Chueca, Malasaña y Goya… ya me dirás tu!
Fui por trabajo entre semana, en ambas oportunidades. No es silenciosa la Cava Baja, claramente. Yo viajo siempre con unos tapones de glicerina descartables «por las dudas» y en la Posada los usé, aunque de manera preventiva.
Las habitaciones interiores sí que deben ser muy silenciosas.
Gran abrazo Manu! La próxima te bajas por el barrio y nos tomamos un vinito.