Después de tres días muy agradables en la isla de Elba, me tocaba regresar a Pisa. El trayecto de ferry desde la isla (Portoferraio-Piombino) se lo disputan dos grandes empresas: la Moby Lines y la Toremar, que son del mismo dueño, con mas de 30 frecuencias diarias. Hay una tercera, la Blue Navy, que con solo 3 o 4 trayectos al día no aparece en la foto.
A la ida había viajado con la Moby Lines, así que me ocupe de organizar mi horario de regreso de manera tal que me permitiera probar también la Toremar, y así poder compararlas.
SUMARIO DEL VIAJE:
Reporte: Ryanair Boeing 737-800 Economy Class, Girona-Pisa
Reporte: Ferry Moby Lines, Piombino – Portoferraio (Isla de Elba)
Reporte: Un par de días de sol y playa en la espectacular Isla de Elba
Reporte: Ferry Toremar, Portoferraio-Piombino
Reporte: Palaia. De paseo por la campaña Toscana, entre Pisa y Florencia
Reporte: Toiano, el pueblo fantasma, y el asesinato de la bella Elvira
Reporte: Lounge Galilei, aeropuerto de Pisa
EXPERIENCIA CON TOREMAR FERRIES
El barco que operaba la ruta era el Aethalia, de construcción italiana y botado en 1991, con capacidad para 790 pasajeros y 96 coches.
La bodega no iba llena, pero considerablemente cargada, con varios camiones de gran tamaño.
Es muy interesante la logística de distribución del peso durante el embarque: camiones y vehículos de mayor tamaño en el medio, y vehículos de menor porte en los extremos y laterales.
Aparqué mi coche y me dirigí a las puertas de acceso a las áreas públicas.
A través de unas escaleras subes hasta la primera planta, y accedes a la cabina principal a través de este distribuidor, en dOnde inmediatamente sobre la izquierda encuentras el bar, y girando a la derecha ingresas a la cabina principal del barco.
Inmediatamente noté los 25 años de diferencia que este barco tenía en relación al de Moby Lines. Moderno, limpio, y en excelente estado de conservación.
El primer sector de la cabina principal es éste, con un área de recreación infantil en el medio y un gran sofá con forma de barco para que los padres puedan sentarse y controlar a sus hijos mientras estos juegan en el pelotero.
A los costados, varias mesitas distribuidas en formato bar.
Avanzando en dirección hacia la proa, en un lateral, un área con videojuegos para los mas grandes.
Y al fondo del pasillo la cabina general, con filas de 20 asientos de lado a lado.
Los del medio incomodísimos, en color corporativo de la Toremar, y los de los laterales en color azul y muchísimo más cómodos.
Hay también un social corner en donde la gente puede fotografiarse junto al hashtag #toremar.
Me pregunto si habrá sido utilizado jamás.
Una vez que habíamos zarpado, subí a dar una vuelta a la cubierta mientras nos alejábamos de Elba. El clima era perfecto y las vistas es-pec-ta-cu-la-res.
En la parte trasera del barcio hay unas zona estupenda para sentarse a disfrutar del viaje, tipo solarium. Sólo le falta una barra con mojitos para darle nota 10 😉
Después de algunos minutos y una vez que ya estábamos en mar abierto, regresé al interior del barco por estas puertas ubicadas en la parte superior de la cubierta, a traves de las cuales accedes a una pequeña cabina de pasajeros que no había visto antes.
Más íntima que la principal, es cierto, pero también un poco apretada y oscura.
Bajé nuevamente a la planta principal a comer algo en el bar, previa parada en el servicio para compararlo con el de la Moby Lines.
El estado, la limpieza y el aspecto general de los servicios es muy superior en este barco.
El bar tiene una barra amplia y cómoda, y una oferta muy decente tanto de comidas rápidas como de bebidas, con precio y calidad exactamente igual al de la Moby Lines. De hecho, deben ser los mismos proveedores.
La máquina de café, una tradicional FAEMA E21 que cumple con su cometido.
En torno a la barra hay un salón muy agradable con una gran cantidad de mesas y sillones.
Realmente muy cómodo como espacio y, quizás el mejor sitio de todo el barco como para pasar el tiempo durante este corto trayecto de poco más de una hora.
Pedí una piadina que no estaba mal, y un succo alla pesca. Mientras terminaba de comer, anunciaron que debíamos ya bajar a los coches (unos 10 minutos antes del amarre) para agilizar el desembarque.
Llegamos a Piombino con un clima tan espectacular cómo el que dejamos atrás en Elba, y conduje los más de 110 kilómetros que me separaban de mi destino, con una sola escala, casi obligada…
Un cafecito en la increíble Pasticceria Verano’s, una de las mejores de toda la Valdera Toscana.
Ya hablaré más sobre ella en el próximo post sobre los mejores lugares para comer en esta región.
Conclusión:
Tuve un viaje de regreso excelente, y quedé muy sorprendido por la enorme diferencia entre un barco y el otro. Pagué exactamente lo mismo por ambos trayectos (13,80€ por el billete + 33.80€ por el coche, sólo ida), pero el barco de Toremar era escandalosamente superior.
Si alguna vez tienes que realizar este trayecto, no dudes en organizarte de manera tal de poder viajar con Toremar, que opera más de 15 frecuencias diarias en esta ruta.