Aunque hubiera preferido disponer de más tiempo para visitar amigos y tomarme unas copitas, esta vez mi estadía en São Paulo iba a durar apenas 24hs.
Aterricé sobre las 19hs del domingo. A las 10hs de la mañana del lunes tenía una reunión en el barrio de Jardins y esa misma tarde volaba de regreso a Europa, así que decidí alojarme lo más cerca posible del lugar del compromiso para optimizar las horas de sueño.
Había dos o tres propiedades que cubrían perfectamente mis necesidades en la zona de la Avenida Paulista. Una de ellas era el Maksoud Plaza, un hotel que que fue ícono del lujo en la ciudad hace algunas décadas.
Había entrado alguna vez al lobby ya que desde la puerta del hotel partía (y aún parte) el autobús que te lleva al aeropuerto de Guarulhos, y que utilicé muchísimo durante los años en que dividía mi tiempo entre Brasil y Europa.
Desde entonces moría de curiosidad por hospedarme en este hotel, famoso por haber liderado la vanguardia hotelera de São Paulo y por haber contratado nada menos que a Frank Sinatra para cantar en uno de sus salones a principios de los años 80´s.
Debo decirles que nada ha cambiado desde entonces. Pero nada de nada.
SUMARIO DEL VIAJE:
– Reporte: Business Class SWISS A320 Barcelona-Zurich
– Reporte: Senator Lounge SWISS Aeropuerto de Zurich
– Reporte: Business Class SWISS A340 Zurich-São Paulo
– Reporte: Hotel Tryp by Windham Aeropuerto de Guarulhos, São Paulo
– Reporte: Admirals Lounge American Aeropuerto de Guarulhos, São Paulo
– Reporte: Business Class Qatar Airways B777 São Paulo-Buenos Aires
– Reporte: Hotel Dazzler Polo Buenos Aires, Argentina
– Reporte: Economy Aerolíneas Argentinas B737-800 Buenos Aires-São Paulo
– Reporte: Hotel Maksoud Plaza São Paulo, Brasil
– Reporte: Star Alliance Lounge São Paulo Guarulhos
– Reporte: Primera Clase Lufthansa B747-800 São Paulo-Frankfurt
– Reporte: Terminal Primera Clase Lufthansa Aeropuerto de Frankfurt
Desembarqué de el avión de Aerolíneas Argentinas que me trajo desde Buenos Aires, hice migraciones y caminé hasta uno de los puntos de recogida de Uber en el aeropuerto de Guarulhos.
Por suerte el tráfico estaba fluido para acceder al centro, algo que los domingos a última hora puede complicarse por la cantidad de gente que vuelve de pasar el fin de semana fuera.
Llegué al hotel cerca de las 8.30pm y después de muchos años volví a asomarme a su lobby. Es como entrar a Selquet hace 30 años.
Tiene varios detalles que rozan lo kitsch, por no decir que lo abrazan.
Las mesas y sillas me recordaron muchísimo a las de las confiterías del aeropuerto de Ezeiza cuando yo era un niño, aunque creo que allí siguieron hasta no hace tanto!
El mostrador de check-in estaba completamente vacío, pero aún así el proceso no fue sencillo ya que el empleado no encontraba mi reserva, algo curioso porque además la había hecho directamente en la web de Accor Hoteles, cadena a la que el Maksoud Plaza está afiliado.
Detalle millero: esta propiedad no otorga puntos Le Club por las estadías ????
Tuve que acceder en mi teléfono a mi perfil de usuario y reenviarle la reserva por mail para que pudiera chequearme. Nunca pudo encontrarla en el sistema y tuvo que hacerme una nueva, menos mal que había habitaciones libres! Un papelón.
Le pedí que me asignara una habitación en una planta alta, y amablemente lo hizo en la 20 (de las 22 que tiene el hotel)
Todas las habitaciones dan al exterior, y los pasillos que te conducen hasta ellas giran en torno a un gran patio central.
Me sorprendió lo bajas que son las rejas, y lo fácil que podría resultarle a alguien saltar al vacío. No quiero dar ideas, aunque me sorprendería que nunca nadie lo haya hecho.
La habitación es un auténtico túnel del tiempo. Digamos que tiene una decoracion clásica, por llamarla de alguna manera. Pocas veces me alojé en una habitación con un look tan poco contemporáneo, quizás el hotel Politeama Palace de Palermo sea la referencia más reciente, aunque con mucha menos categoría que este.
Mirándola desde una perspectiva amigable, la habitación es amplia, bien distribuida y diría que hasta cálida.
Tiene incluso un par de sofás individuales con una mesita ratona y un apoyapiés.
La cama resultó bastante cómoda, mucho más de lo que imaginé a primera vista.
Las mesas de luz son pequeñas, pero bien equipadas con un reloj despertador que a su vez funciona como cargador/reproductor de Iphone, además de un enchufe y dos entradas USB.
El acceso a internet por wifi es gratuito, veloz y no me dió problemas.
Había una diminuta agua de cortesía en una de ellas. Aunque entiendo el negocio, mi opinión personal es que las grandes cadenas hoteleras deberían proporcionar mayor cantidad de agua mineral en aquellos países en donde se recomienda no beber agua corriente.
Es muy incómodo tener que salir a buscar una si llegas tarde por la noche, y también lo es pagarla a precio de Dom Perignon en el frigobar.
Es justo decir que todo el mobiliario es antiguo pero se encuentra en muy buen estado. Muebles de los de antes, de la era pre-Ikea, de los que duraban toda la vida.
Menos la silla del escritorio, absolutamente fuera de contexto.
En el pasillo de la entrada hay un armario grande, que esconde en su interior la caja fuerte y el frigobar.
Con un razonable surtido de snacks y básica variedad de bebidas.
El baño está bien, buen tamaño y un elemento que ya no se ve por estos días: un bidet!!! Impresiona solo de pensar cuántas personas se habrán sentado (por ponerlo en términos publicables) durante 40 años.
Buena variedad de amenities.
Y como remate una bata de baño y un chinelo de dedo (así llaman a las chanclas playeras en Brasil) brandeado con el nombre del hotel.
Bajé a cenar a una padaría justo enfrente del hotel, porque alrededor de las 11pm mataba por un misto quente e suco de laranja natural.
Se llama Pão de Ló, y sin ser una maravilla tiene de todo y está abierta 24hs, detallazo!
Después de cenar regresé ya sin energías, y decidí ni siquiera pasar a tomarme una copita en el bar del hotel, el famosísimo Frank Bar.
Todavía me arrepiento ya que a fin de cuentas estuve despierto hasta las tantas y me dormí recien a la madrugada.
A la mañana siguiente, antes de salir del hotel, aproveché para hacer algunas fotos diurnas de la piscina y el gym de la primera planta.
Y del lobby que a esa hora ardía, probablemente por ser el horario del buffet del desayuno, que tenía incluído en mi tarifa pero no consumí porque justamente mi reunión consistía en uno.
Conclusión:
Esta propiedad me dejó una rarísima sensación de satisfacción por haber podido vivir este viaje al pasado, más allá de las notables deficiencias que presenta.
Y el viaje que te propone es completo, no hay un solo aspecto en el interior del hotel que te haga pensar que vivimos en el siglo XIX, y que no te encontrarás a Farrah Fawcett a la vuelta del pasillo. Es algo bastante particular, y aunque es probable que no repita diría que vale la pena la experiencia por una noche.
Solo agregar que e hotel está impecablemente localizado a pasos de la Avenida Paulista y de la estación de metro Trianon-Masp, y circundado de todo tipo de comercio imaginable.
Pagué por mi estadía 390 reales brasileros, unos 83€ al cambio de hoy.
2 comentarios
Estive há poucos meses no Maksoud e recomendo a estadia. É realmente um hotel clássico, uma viagem aos grandes hotéis americanos dos anos 70, com tudo muito bem conservado. Ademais, oferece essa experiência de estar no que na época era o melhor hotel da cidade pelo preço de um hotel comum, como Mercure (minha marca preferida) ou Tryp.
A única coisa que poderia ser melhor seria a valorização dos clientes Le Club.
Sí, estoy de acuerdo, creo que vale la experiencia al menos por una vez. Yo lo disfruté, también es cierto que sabía a lo que iba.
El reconocimiento a los clientes Le Club es nulo.
Obrigado Bruno!!