Volar la business class de SWISS entre Zurich y Sao Paulo es un episodio bastante recurrente en mi vida, o al menos lo fue durante la última década, en la que por diferentes motivos llegué a viajar a Brasil hasta cinco o seis veces al año.
Mi preferencia por volar con ellos responde a dos motivos fundamentales: 1) en un momento era la única que ofrecía asientos individuales entre Europa y Brasil, algo que hoy parece lo más normal del mundo pero hace diez años era el no va más. 2) su generosa disponibilidad de plazas con millas en esta ruta. Un cocktail letal.
En fin, embarcar a Sao Paulo en este aeropuerto me trae muchísimos recuerdos, algunos buenos y otros no tanto, pero admito que tengo una simpatía especial por SWISS y por este bonito 340 en el que me ha tocado pasar tantas noches cruzando el atlántico en ambas direcciones.
Dicho esto, vamos al ruedo.
SUMARIO DEL VIAJE:
– Reporte: Business Class SWISS A320 Barcelona-Zurich
– Reporte: Senator Lounge SWISS Aeropuerto de Zurich
– Reporte: Business Class SWISS A340 Zurich-São Paulo
– Reporte: Hotel Tryp by Windham Aeropuerto de Guarulhos, São Paulo
– Reporte: Admirals Lounge American Aeropuerto de Guarulhos, São Paulo
– Reporte: Salón Vip LATAM Aeropuerto de Sao Paulo Guarulhos
– Reporte: Business Class Qatar Airways B777 São Paulo-Buenos Aires
– Reporte: Hotel Dazzler Polo Buenos Aires, Argentina
– Reporte: Economy Aerolíneas Argentinas B737-800 Buenos Aires-São Paulo
– Reporte: Hotel Maksoud Plaza São Paulo, Brasil
– Reporte: Star Alliance Lounge São Paulo Guarulhos
– Reporte: Primera Clase Lufthansa B747-800 São Paulo-Frankfurt
– Reporte: Terminal Primera Clase Lufthansa Aeropuerto de Frankfurt
El Vuelo:
SWISS (LX) LX092
Zurich (ZRH) – São Paulo (GRU)
Avión: Airbus 340
Asiento: 6A (Business Class)
Horario salida/llegada programado: 10:40pm – 11:30pm
Horario salida/llegada real: 8:05am – 8:03am
Duración: 11:33hs
En la puerta del avión fui recibido por el purser, amabilísimo y sonriente, que tuvo la cortesía de saludarme por mi nombre y, con un ademán, me indicó el camino hasta mi asiento. Siempre es agradable una bienvenida simpática, y te genera buenas expectativas para el resto del vuelo con respecto a la tripulación.
En ese momento no lo sabía, pero esa era la última sonrisa que iba a ver hasta São Paulo, y me la ofrecería la empleada de un local de pão de queijo en el aeropuerto de Guarulhos.
Asientos Business Class de Swiss
Esta cabina es, con algunos matices, la misma que ofrece el Airbus 330, aunque una generación más antigua en algunos aspectos.
Tiene un total de 47 asientos distribuidos en una configuración que, dependiendo de la fila, puede variar entre 1-2-1 y 2-2-1. Está dividida en dos secciones, una pequeña de solo dos filas ubicada en la parte delantera (pegada a first class), y otra con ocho justo detrás.
Aunque siempre prefiero volar en la cabina pequeña, tuve la gran fortuna de poder elegir el 6L para esta noche, uno de los mejores asientos de la cabina.
Los asientos denominados trono ocupan una superficie mucho mayor que los demás (noten que en el mismo espacio en la fila trasera hay dos asientos) y por tanto disponen de una cantidad de espacio personal muy superior al resto.
Hay solo cinco tronos en toda la cabina, que son el 4A, 6A, 8A, 10A y 12A. El mejor de todos es el 4A, seguido por el 6A (ambos al frente de ambas cabinas) y luego por el 10A y el 12A. El 8A no tiene ventanilla, un defecto importante para muchos.
SWISS te cobra una fortuna por reservar anticipadamente estos asientos, pero si están libres puedes seleccionarlos gratis durante el check-in online, que fue exactamente lo que hice.
La atmósfera de esta cabina es agradable, con colores naturales y terminaciones de madera en la estructura de los asientos. Para muchos es un poco apagada, pero a mi personalmente me gusta su moderación.
Lo primero que notas al sentarte es el tamaño minúsculo del monitor del sistema de entretenimiento, que es, con diferencia, el peor aspecto de este asiento.
Este detalle fue mejorado en la business class del Airbus 330, y modificado radicalmente en la nueva business class de los B777 que se están incorporando a la flota y jubilarán gradualmente a estos A340.
Por otro lado se trata de una interfaz antigua y poco amigable, a años luz de los sistemas de la actualidad.
Si tenemos en cuenta que SWISS tampoco ofrece conexión a internet en esta aeronave, las alternativas de entretenimiento terminan siendo muy limitadas.
Debajo del monitor hay un espacio de almacenamiento en donde había un agua mineral y los auriculares.
Sobre el asiento una almohada, una manta, y este particular amenity kit con motivo navideño.
Cuyo contenido era el de toda la vida, muy sencillito, otro aspecto en el que SWISS no destaca demasiado.
En el apoyabrazos derecho se encuentran el mando a distancia de la TV y los ajustes posicionales del asiento, bastante simples de utilizar y con las clásicas posiciones preseteadas.
De ese mismo lado hay una luz de lectura individual, un enchufe universal y la entrada para conectar los auriculares.
Del otro lado hay….. una copa de Duval-Leroy brut que fue puesta allí absolutamente contra mi voluntad (?) y el menú para la cena de esta noche.
Mientras terminaban de cargar la bodega empezó a nevar fuerte y el comandante nos avisó que por este motivo no solo tendríamos demora en el pushback sino que, además, nos tocaba pasar por el de-icing (el proceso para derretir el hielo de la superficie del avión, algo muy habitual en el hemisferio norte entre los meses de Noviembre y Marzo.
Terminamos decolando recién a las 11.45pm, y apenas se apagó la señal de cinturones abrochados aproveché para hacer la visita de rigor al toilette antes del servicio de cena.
SWISS tiene dos lavabos disponibles para los pasajeros de business class, y ofrece un buen stock de productos de higiene personal y tocador en ellos.
Comida y bebidas Business Class de Swiss
El servicio demoró un poco en comenzar, pero una vez que lo hizo se desarrolló a buen ritmo. La tripulación fue tremendamente apática durante ambos servicios, que realizaron con una falta de entusiasmo notable.
Este es el menú en detalle:
Y esta la carta de vinos:
La entrada era un sashimi de salmón con jengibre y pepinos, acompañado por una vinagreta de wasabi. Interesante.
La bandeja trae también una ensalada verde y un plato de quesos.
De plato principal elegí la carne, que estaba un poco pasada de coccion aunque tierna y sabrosa, y además perfectamente acompañada por el vino tinto toscano Brancaia Il Blu 2011.
Un trocito de tarta de chocolate y nougat para el postre, que ganaba más en boca que por su apariencia. Cena liquidada.
Volando sobre Tánger coloqué mi asiento en posición horizontal y armé mi cama, en donde pretendía pasar al menos ocho de las casi diez horas que faltaban para aterrizar en Sao Paulo.
El asiento en modo cama
Un buen aspecto de este asiento es que en modo cama es extenso y cómodo. Se reclina 180 grados y además te permite regular su dureza, haciéndolo más mullido o duro en función de tu propio gusto.
La manta y almohada son agradables, y nada debería impedirte pasar una buena noche de descanso en él.
Pasé las ocho horas que pretendía en la cama, pero solo cinco o seis profundamente dormido.
No importa a dónde esté volando, siempre me despierto a la altura de Brasilia. Es como un karma que tengo.
Todavía medio dormido me fui a buscar algo para picar en el bar del galley. SWISS ofrece allí algunos dulces, frutas, snacks y agua mineral.
Poco a poco comenzaron a levantarse las ventanillas, pocas afortunadamente, pero las suficientes como para inundar de luz la cabina.
El Desayuno y el cafe espresso
Minutos después empezó a salir ese olorcito del galley, ese perfume inconfundible mezcla de café y pan tostado que precede al desayuno.
La gran noticia es que SWISS ofrece café espresso, así que antes que nada un ristretto, y después empezamos a hablar.
Las alternativas para el plato principal del desayuno se seleccionan directamente desde el carro, otro punto favorable para SWISS que no suele fallar en este aspecto.
Como casi siempre me decanté por la versión más continental disponible y rechacé los platos calientes. Fiambres, fruta, pan, un croissant y yogurt.
Recogieron las bandejas y la cabina quedó durante un rato con ese ajetreo matinal de idas y venidas al baño, puertas golpeando y gente hablando alto, hasta que empezamos el descenso a Sao Paulo.
Mi cariño por esta ciudad no resiste ningún análisis y es insostenible desde la teoría, así que no voy a explayarme sobre el tema, pero siempre me causa un puntito de alegría verla aparecer en mi ventanilla.
Aterrizamos con puntualidad poco después de las 8am, recuperando en vuelo toda la demora con la que salimos de Suiza.
Antes del desembarque, hoy más que nunca, mi favela chique.
Desembarcamos por doble manga y me fui directamente al hotel Tryp by Windham dentro de la Terminal 3, en donde pasaría las diez horas siguientes antes de volver a embarcarme por la tarde rumbo a Buenos Aires con Qatar Aiways.
Conclusión:
Todos aquellos que acompañen el blog con regularidad saben que soy muy fan de SWISS. El vuelo de hoy no fue particularmente destacable en ningún aspecto, el 340-300 empieza a mostrar sus años, tiene un limitadísimo sistema de entretenimiento y continúa sin ofrecer acceso a internet.
Hoy además, quitando al purser que fue muy gentil, el resto de la tripulación fue muy sosa, un aspecto que se viene repitiendo en mis últimas experiencias intercontinentales con ellos.
En el lado positivo, conectar con SWISS en Zurich es siempre una maravilla, simple y efectivo. Junto con Munich están entre mis aeropuertos favoritos de Europa.
El catering fue bueno, el asiento individual una maravilla, que en modo cama sigue ofreciendo gran confort y un buen descanso.
Pagué por mi billete en la business class de SWISS 72.500 millas Lifemiles + 50€ de tasas desde Barcelona a Sao Paulo (via Zurich)
2 comentarios
Con solo pensar en esa cama, me banco que no hagan sonrisas, que no haya internet (el mayor sacrificio), que el sistema de entretenimiento no sea moderno (cosa que se nota a simple vista), etc
Saludos de una #TeamEconomy obligada:)
Y yo! Pero bueno, una sonrisita cada tanto tampoco cuesta mucho!
Besos Betty!